Alek Pacheco: “La
tecnología no para y nosotros tampoco”
Eran
casi las cinco de la tarde cuando llamé a Alek Pacheco. Estaba esperándolo en las afueras del
edificio donde se encuentran algunas de las oficinas del Servicio de
Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), lugar donde
trabaja. “Bajo en un minuto”, me contestó, y así fue.
Con ropa casual y muy relajado, el agente me escoltó hasta su oficina
ubicada en el segundo nivel, donde nos sentamos cómodamente. Nos hizo compañía su agradable personalidad,
que logró que la conversación de un tema muy delicado resultara amena.
Así,
y en medio de la tranquilidad que encerraban cuatro paredes, Pacheco habló de
su vida y de cómo ha sido la voz defensora de cientos de menores
puertorriqueños.
Un agente al servicio del país
Pacheco
se crio en la ciudad capital de Puerto Rico, San Juan, donde recibió una excelente educación de sus
padres y maestros.
Durante
su crecimiento, fue su padre la persona a quien admiraba e imitaba lo que
modelaba. “Mi papá fue policía en el
Aeropuerto Luis Muñoz Marín y yo admiraba su pasión por servir a los demás”,
comentó con orgullo.
Así
mismo Pacheco se visualizó, siendo policía, por lo que completó sus grados de
bachillerato y maestría en Justicia
Criminal.
Llegó
a Homeland Security Investigations (HSI) a sus 21 años con una posición ‘part-time’. Luego, aplicó para Agente Especial en
Adiestramiento y cuando culminó su bachillerato fue enviado a la Academia de
Agente Federal en Glynco, Gerogia.
Tiene
32 años actualmente y es agente especial asignado al Grupo de Explotación
Infantil. “Me dedico a investigar y
procesar a ofensores sexuales y personas que cometen crímenes en contra de
menores”, dijo acerca de las funciones que realiza como agente.
El
orgullo que Pacheco muestra por su profesión es evidente. Para él, es un honor poder servir a su país,
pues también visita a escuelas y a comunidades para ofrecer charlas a grandes y
a pequeños acerca del grave problema que enfrenta Puerto Rico.
La pornografía y el abuso infantil en Puerto Rico
Cuando
al agente se le preguntó acerca del panorama en el país por la cantidad de
casos que se trabajan, respondió con cierto reflejo de frustración. “Alarmante.
Todos los días nuestra agencia recibe querellas de algún tipo de abuso o
agresión cometida contra un menor”, expresó Pacheco.
Las estadísticas
son preocupantes. Según el agente, en el
año fiscal 2012 la agencia procesó a 16 individuos por delitos relacionados al
abuso o agresión contra un menor.
Durante el año fiscal 2013, que ya cerró, arrestaron a 52 individuos.
“Este
año, hasta el día de hoy que solo llevamos un mes corriendo en el año fiscal
2014, ya se han arrestado a 4 individuos”,
añadió.
Si
se comparan las estadísticas de los años fiscales 2012 con el 2013, ha habido
un incremento de 92% en los casos.
Lo
casos más frecuentes, según Pacheco, son la utilización de un menor para
producción de pornografía infantil, el transporte del menor para agredirlo
sexualmente, seducirlo, entre otros.
Las
víctimas suelen ser féminas de escasos recursos.
La ignorancia ante la situación
En
cuanto a la sociedad y su conocimiento del tema, Pacheco considera que, aunque
hay mucho por recorrer, han adelantado en los últimos 5 años gracias al
programa de charlas que impacta a todo
tipo de audiencia, desde jóvenes y padres, hasta iglesias y escuelas.
“Pero sin duda alguna hay que seguir educando porque la tecnología no para y nosotros tampoco podemos parar”, puntualizó.
“Pero sin duda alguna hay que seguir educando porque la tecnología no para y nosotros tampoco podemos parar”, puntualizó.
Aunque
muchos padres tienen una idea, “ciertamente ignoran los riesgos y no toman las
medidas necesarias para cuidar a los menores”, expresó Pacheco.
En
cuanto a los menores, Pacheco describió brevemente la forma en que, por no
tener supervisión y por no conocer el peligro, utilizan la Internet sin precaución. “La gran mayoría se expone a una conducta de
alto riesgo. Aceptan a extraños como sus
amigos en las redes sociales, donde también buscan tener exposición”, comentó.
El proceso de investigación
El
detonante para que comience una investigación es la querella o el referido
hacia la agencia. Desde entonces,
comienzan las entrevistas con los menores y hasta la verificación de cuentas de
redes sociales, según Pacheco. Los
hallazgos determinarán el curso a seguir.
“Puede
ser obtener evidencia para confirmar el testimonio del menor o hasta aplicar
para una orden de allanamiento”, dijo el agente.
Luego, si se encuentra alguna evidencia, “se consulta el caso con el fiscal y, si se
autoriza el arresto, se presenta la acusación ante un magistrado federal y se
procede a arrestar el individuo”, añadió.
La
sentencia mínima a la que se expone un depredador sexual varía según el delito.
“Por ejemplo la posesión de pornografía infantil conlleva un máximo de 10 años
en prisión, la producción de pornografía infantil un mínimo de 15 años y la
transportación y la seducción un mínimo de 10 años hasta un máximo de vida en
prisión”, explicó el agente Pacheco.
Los
padres de los menores reaccionan de diferentes formas al concluir con la
investigación y de encontrarse causa para arresto contra el agresor.
Es
sorprendente la forma en que, según la percepción y la experiencia de Pacheco,
reaccionan los progenitores. Desde sorprendidos y devastados, como es de
esperarse, hasta indiferentes ante la situación.
Los avances tecnológicos como agravante
A
través de los años el problema de pornografía y abuso infantil ha ido
evolucionando. Según el agente especial Alek
Pacheco, la tecnología ha facilitado la comisión de este tipo de delitos.
“Antes
la producción de pornografía infantil no se daba tanto porque si le tomabas
fotos a un menor, tenías que llevarlas a revelarlas. Ahora es más fácil. Puedes guardarla de forma digital en
cualquier dispositivo y hasta en los famosos ‘clouds’”, comentó Pacheco.
Añadió
también que la producción y tráfico de pornografía infantil comenzó con los
inspectores postales “porque antes se transmitía en revistas y por ende se
utilizaba el correo tradicional para enviarla”, señaló Pacheco.
El
agente, quien tiene tres niñas de 14, 8 y 3 años, exhorta a que padres y familiares
tomen medidas de seguridad y prevención con los menores.
“En
mi hogar, los celulares no van al cuarto de las menores a la hora de dormir. No existen contraseñas y en ocasiones entro a
las redes sociales y verifico quiénes son los amigos de mi hija mayor, que es
la única que tiene cuentas en Internet”, aconseja también Alek.
Asimismo,
recomienda la supervisión de todos los aparatos tecnológicos que se le ponen en
la mano a los menores. Es imprescindible
que los adultos sepan lo que sus hijos hacen con los dispositivos.
Pacheco
aprovechó la oportunidad para enviarles un mensaje a los menores.
“A
los menores, si tú no saludas a una persona con un apretón de manos porque no
es tu amigo, tampoco lo aceptes en ninguna red social. Si percibes algo que no te gusta, cuéntaselo
a alguien”, exhortó.