Gloria Alfonso: autoridad, libertad y buena vida
Desde Cuba hasta Puerto Rico, esta profesora ha contribuido
a la formación de cientos de niños y jóvenes
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Foto: Gloria Alfonso durante la entrevista. |
Manicura
perfecta, cabello corto y negro recién llegado del “beauty”. Espejuelos justo en la punta de la nariz. Vestido
negro con accesorios que combinan con su atuendo de pies a cabeza. Lo mejor de todo es que no sabe qué es un
dolor de cabeza, no va al médico y a sus 80 años está “como coco”.
Así,
y en un área recreativa de su trabajo, me recibió Gloria Alfonso, mujer de
vigor, autoridad, respeto, y profesora
de la American Military Academy en Guaynabo.
En
ese ambiente en el que solo se escuchaba el sonido del aprendizaje emitido por
profesores y estudiantes, Alfonso compartió los momentos más significativos de
su vida y aquellos que la mantienen cumpliendo con el deber de la
enseñanza.
Desde
su nacimiento en 1933 vivió en Remedios, Cuba, específicamente en Las Villas. En esos campos se crio rodeada del calor de
toda su familia.
Fue fiel
devota de María. Desde pequeña trabajó para
la iglesia de su localidad, hasta que las incidencias de la Revolución Cubana,
movimiento que provocó la caída de
la dictadura de Fulgencio Batista y la llegada al poder de Fidel Castro, penetraron
en el ambiente de religiosidad a finales de la década de 1950.
“Mi
compañero de trabajo, Emilio, era bien revolucionario, pero el Padre no. Mataron al Padre, y fue él quien le dio el
tiro de gracia. Estaba destruida”, narró Alfonso. A raíz del trágico evento que marcó su vida,
jamás regresó a esa iglesia.
Dentro
de los aires cubanos revolucionarios, Gloria se fue a otro campo y se dedicó a
su formación como maestra. Realizó su
carrera profesoral en Español en la
Universidad de Santa Clara.
Aunque
era “gusana”, palabra con que designaban a quienes renegaban del régimen de
Fidel, y no comunista como todos sus compañeros de trabajo, dirigió el Colegio
Maristas y la Escuela de Comercio simultáneamente. “Estaba acostumbrada a estar en todo”,
expresó humildemente.
A
raíz del triunfo de la Revolución y con el complicado panorama cubano, sus
hermanos llegaron a la otra ala del pájaro: Puerto Rico. Ella planificaba lo mismo, pero su esposo fue
encarcelado tras un comportamiento errático en la granja donde trabajaba. Así, que se tuvo que divorciar estando
embarazada de su segundo hijo y comenzó el proceso.
Gloria
llegó a Puerto Rico en el 1971 y jamás ha tenido contacto con Cuba; no quiere
saber de Fidel. “Yo no le doy dinero a
Fidel. Eso es lo que él necesita y yo no
se lo voy a dar”, fue lo que contestó cuando se le preguntó sobre su relación
actual con su familia y con su país de origen.
A
los dos años llegó su esposo, con quien contrajo matrimonio nuevamente y se
establecieron como familia en Carolina, donde reside en la actualidad.
Revalidó
como maestra de Español en la Universidad del Sagrado Corazón, Santurce, y realizó
su maestría en Consejería en la Universidad de Puerto Rico de Río Piedras. En lugar de ejercer, decidió aplicar sus
nuevos conocimientos en la sala de clase.
Comenzó
a trabajar como profesora de Español en la American Military Academy, donde
cambió el rumbo del colegio. “Era una
institución solo para varones, pero como tenía una nena y tenía que estudiar
donde yo trabajara, el Coronel Barquín me dijo que le hiciera un uniforme, que
él me la iba a aceptar. Así que mi hija
fue la primera niña en estudiar aquí”, contó con un notable agradecimiento.
Aunque
lleva dos años retirada, todavía hace mil y una cosas en “La American”: ofrece
la electiva de Artes Manuales y coordina el Programa de Tutorías y el Programa
de Servicio Comunitario. Eso sin contar
el listado de labores que realiza.
También forma parte de grupos evangélicos en su comunidad.
Todo
lo hace para ella. Trabaja por puro
placer y para poder viajar a ver a sus tres hijos y nueve nietos, quienes han
estudiado en prestigiosas universidades como Perdue y Harvard. No ve razones para cocinar y prefiere comer
en restaurantes. Como las modas vienen y
van, procura tener accesorios y ropa para combinar diariamente. Ama lo que hace y planifica vivir 80 años
más.
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