lunes, 4 de noviembre de 2013

Gloria Alfonso: autoridad, libertad y buena vida
Desde Cuba hasta Puerto Rico, esta profesora ha contribuido a la formación de cientos de niños y jóvenes

Foto: Gloria Alfonso durante la entrevista.
Manicura perfecta, cabello corto y negro recién llegado del “beauty”.  Espejuelos justo en la punta de la nariz. Vestido negro con accesorios que combinan con su atuendo de pies a cabeza.  Lo mejor de todo es que no sabe qué es un dolor de cabeza, no va al médico y a sus 80 años está “como coco”. 

Así, y en un área recreativa de su trabajo, me recibió Gloria Alfonso, mujer de vigor, autoridad,  respeto, y profesora de la American Military Academy en Guaynabo.

En ese ambiente en el que solo se escuchaba el sonido del aprendizaje emitido por profesores y estudiantes, Alfonso compartió los momentos más significativos de su vida y aquellos que la mantienen cumpliendo con el deber de la enseñanza.

Desde su nacimiento en 1933 vivió en Remedios, Cuba, específicamente en Las Villas.  En esos campos se crio rodeada del calor de toda su familia. 

Fue fiel devota de María.  Desde pequeña trabajó para la iglesia de su localidad, hasta que las incidencias de la Revolución Cubana, movimiento que provocó la caída de la dictadura de Fulgencio Batista y la llegada al poder de Fidel Castro, penetraron en el ambiente de religiosidad a finales de la década de 1950.

“Mi compañero de trabajo, Emilio, era bien revolucionario, pero el Padre no.  Mataron al Padre, y fue él quien le dio el tiro de gracia. Estaba destruida”, narró Alfonso.  A raíz del trágico evento que marcó su vida, jamás regresó a esa iglesia.

Dentro de los aires cubanos revolucionarios, Gloria se fue a otro campo y se dedicó a su formación como maestra.  Realizó su carrera profesoral en Español  en la Universidad de Santa Clara. 

Aunque era “gusana”, palabra con que designaban a quienes renegaban del régimen de Fidel, y no comunista como todos sus compañeros de trabajo, dirigió el Colegio Maristas y la Escuela de Comercio simultáneamente.  “Estaba acostumbrada a estar en todo”, expresó humildemente.

A raíz del triunfo de la Revolución y con el complicado panorama cubano, sus hermanos llegaron a la otra ala del pájaro: Puerto Rico.  Ella planificaba lo mismo, pero su esposo fue encarcelado tras un comportamiento errático en la granja donde trabajaba.  Así, que se tuvo que divorciar estando embarazada de su segundo hijo y comenzó el proceso.

Gloria llegó a Puerto Rico en el 1971 y jamás ha tenido contacto con Cuba; no quiere saber de Fidel.  “Yo no le doy dinero a Fidel.  Eso es lo que él necesita y yo no se lo voy a dar”, fue lo que contestó cuando se le preguntó sobre su relación actual con su familia y con su país de origen. 

A los dos años llegó su esposo, con quien contrajo matrimonio nuevamente y se establecieron como familia en Carolina, donde reside en la actualidad. 

Revalidó como maestra de Español en la Universidad del Sagrado Corazón, Santurce,  y  realizó su maestría en Consejería en la Universidad de Puerto Rico de Río Piedras.  En lugar de ejercer, decidió aplicar sus nuevos conocimientos en la sala de clase. 

Comenzó a trabajar como profesora de Español en la American Military Academy, donde cambió el rumbo del colegio.  “Era una institución solo para varones, pero como tenía una nena y tenía que estudiar donde yo trabajara, el Coronel Barquín me dijo que le hiciera un uniforme, que él me la iba a aceptar.  Así que mi hija fue la primera niña en estudiar aquí”, contó con un notable agradecimiento. 

Aunque lleva dos años retirada, todavía hace mil y una cosas en “La American”: ofrece la electiva de Artes Manuales y coordina el Programa de Tutorías y el Programa de Servicio Comunitario.  Eso sin contar el listado de labores que realiza.  También forma parte de grupos evangélicos en su comunidad. 


Todo lo hace para ella.  Trabaja por puro placer y para poder viajar a ver a sus tres hijos y nueve nietos, quienes han estudiado en prestigiosas universidades como Perdue y Harvard.  No ve razones para cocinar y prefiere comer en restaurantes.  Como las modas vienen y van, procura tener accesorios y ropa para combinar diariamente.  Ama lo que hace y planifica vivir 80 años más.

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